lunes, 1 de junio de 2009

Surgimiento del pensamiento magico en el ser humano

El ser humano actúa primordialmente en función de sus pensamientos, su comportamiento es regido en gran medida por sus emociones, amor, agresión, miedo, etc.
Desde los australopitecos hasta el homosapiens la actividad cerebral y la producción de pensamientos fue acrecentándose. La observación de fenómenos naturales como la lluvia, el viento, los relámpagos, por mencionar algunos, debieron haber inspirado pensamientos de miedo en nuestros ancestros.
Intentar explicar lo que se observa es tarea casi inmediata. Si básicamente pensar es relacionar, lo siguiente es explicar, o, tratar de explicar lo que se ve, lo que se percibe. Los primeros intentos de explicación aún antes del desarrollo del lenguaje deben haber estado sustentados por el miedo.
El primitivo estaba sujeto a permanentes peligros, actuaba instintivamente huyendo, atacando o agrupándose con sus semejantes. Los primeros pensamientos fueron una estrategia de defensa, pero la curiosidad pudo más que el miedo y comenzó a indagar sobre el mundo que le rodeaba.
El miedo producido ante los fenómenos naturales fue creando un pensamiento mágico. El primer intento de explicación para estos fenómenos, que producían miedo, fue de naturaleza mágica.
Por ejemplo, para un hombre primitivo el Sol era algo incomprensible pues sólo percibía su luz y su calor, pero no sabia porque o para que estaba ahí,y con esto probablemente fue generando un sentimiento de reverencia hasta culminar en la veneración. Poco a poco, el ser humano, fue asociando los pensamientos de temor, abandono, protección y generación con el respeto y lentamente se genero un pensamiento mágico de apoyo.
De acuerdo con el filosofo francés Lucien Lévy-Bruhl, la mentalidad primitiva tiene una concepción mística y ocasionalista de la casualidad, lo sobrenatural forma parte de su naturaleza. Las representaciones de los pensamientos primitivos se diferencian de las nuestras por su carácter místico, en el sentido de creencia en fuerzas, influencias y acciones no perceptibles por los sentidos y, sin embargo reales.
La mentalidad primitiva es, por tanto, mística en cuanto al contenido de sus representaciones y prelógica, el mundo místico no es imaginario para los primitivos, sino tan real como la experiencia diaria.

Frazer en su obra, La rama dorada, nos dice que todos los pueblos, de una u otra manera, han pasado por tres estados o fases de pensamiento: el mágico, el religioso, el científico y que la humanidad estuvo presidida por una fase mágica.
Para Taylor, la religión primitiva y la magia fueron modos de conocimiento y control del medio humano de la naturaleza, basados en premisas erróneas que sólo más tarde pudieron ser desechadas por los hombres, sustituyéndolas por métodos de comprensión verdaderamente racionales.
De esta manera podemos entender que existe un vínculo entre la magia y la religión, cuando el pensamiento mágico hace de la logización del mundo un elemento de cohesión social, ya se empieza a derivar hacia la religión, que, en muchos casos, puede ocurrir como un verdadero retroceso de la magia.
El paso de la magia a la religión se da, probablemente, dentro de la esfera del conflicto entre lo inmanente y lo trascendente; aunque es cierto que no hay religión sin una magia previa, la frontera entre magia y religión es difícil de establecer con precisión y estas se mezclaran constantemente en los rituales, pues en el corazón de toda religión pervive y actúa un núcleo mágico.
Actualmente el pensamiento mágico se ha modificado en gran magnitud, pues se ha adoptado un nuevo sentido muy diferente al que tenían las antiguas culturas. Hoy se considera magia al ocultismo, esoterismo, brujería, solo por mencionar algunos y hasta se clasifica a la magia en diferentes colores: roja, blanca, negra.

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